Debo confesar, para comenzar en un mínimo gesto de honestidad, que ante esta muestra de pintura y grabados de Alejandra Duque-Estrada soy parcial y estoy implicado; de aquí mi identificación con ella y mi entusiasta adhesión por su obra.
No ha sido un hijo en la historia de la imaginación y los sentimientos quien ha rodeado o circundado a su madre de sueños, recordemos nada menos que a Shakespeare; ni ha sido tampoco una madre la que ha rodeado a su hijo o hija de sueños; pero este caso, que no es muy distinto, se trata de una madre que ha rodeado a su hijo de algo mejor, más poético e invulnerable, con toda la ternura del mundo. No en vano el nombre de esta muestra: SOÑANDO ACERCA DE UN NIÑO.
El hijo, el niño es una criatura que nació con capacidades diferentes y la madre, como en la mayoría de estos casos, se pregunta con dolor que trasmuta siempre en amor, fuerza y alegría acerca de qué pudo haber pasado, por qué a la criatura, por qué a ella y con virtudes heroicas se dispone o responde a criarlo, lo cuida, lo amamanta, lo hace crecer. Opera con algo de diosa que es capaz de rescatar de la discapacidad o de las capacidades diferentes a su fruto y le despierta la sonrisa, todos los sentidos, se comunica con él más allá del balbuceo y establece esa doble vía del amor que todo lo vence, que toda herida hace cicatrizar y reafirma la vida.
Julio Valle-Castillo